Mario J. Pérez

La clave que permitiría diferenciarlos estaría en la manera que se experimenta el dolor torácico.
En el infarto siempre se va a sentir un dolor intenso en el pecho.En el ataque de pánico habitualmente el dolor es leve y otras veces ni siquiera hay, por lo general se trata de síntomas incómodos más que dolorosos.
En el infarto siempre se siente como un dolor opresivo, aplastante como que un elefante te está aplastando el pecho . En el segundo la mayoría de las veces se siente como un dolor punzante o como un golpe.
En el infarto el dolor comienza de manera lenta y paulatina (excepto en infartos fulminantes) hasta que se instala y se hace muy doloroso.En el segundo el dolor se inicia bruscamente .
El dolor en el infarto siempre va a más y no se detiene. En el segundo, en cambio, a veces parece que produce vaivenes como si nos diera pequeña treguas de uno o dos segundos.

Efectivamente se puede tratar. Por más que es terrible para la persona que la padece porque siente unas intensas sensaciones fisiológicas que aparecen inesperadamente, aumentando progresivamente y apareciendo una tras otra y la persona se siente incapacitada porque teme a salir fuera de casa por miedo a que le de un ataque de algo peligroso. A pesar de todo esto, le comento que es un caso que le ha pasado a una gran parte de la población, y que después de haber sido atendido por un profesional adecuado, la persona puede volver a vivir tranquilamente. Por más que parezca paradójico, una persona que entre en pánico agorafóbico es escasamente propensa a que se desmaye, le agarre un ataque al corazón o muera asfixiada. Porque en estos ataque el corazón late con mayor fuerza y aumenta la presión arterial, también hay una subida brusca de la tasa cardíaca que fortalece el corazón y finalmente el nivel de oxígeno es mayor a lo normal en los pulmones.