¿Qué es?

La arteria pulmonar es el vaso principal que lleva sangre desde el corazón hasta los pulmones. Para una persona en reposo, la presión sanguínea normal en una arteria pulmonar es de 15 milímetros de mercurio (mm/Hg). En una persona con hipertensión pulmonar, la presión promedio en la arteria pulmonar puede superar los 25 mm/Hg. Este aumento en la presión de la arteria pulmonar ocurre cuando las pequeñas arterias de los pulmones se vuelven anormalmente estrechas. Esta afección puede conducir a una insuficiencia cardiaca e incluso a la muerte.

Causas de Hipertensión pulmonar

La hipertensión pulmonar puede ser: - Idiopática, lo que quiere decir que su causa es desconocida. - Familiar: ocurre en las familias y, a menudo, está vinculada a una causa genética. - Asociada a otras enfermedades entre las que se cuentan algunas patologías autoinmunes como escleroderma, sarcoidosis o lupus; la enfermedad pulmonar o cardiaca congénita, la infección por VIH, trastornos de la tiroides, entre otros.

Los síntomas de Hipertensión pulmonar

Los síntomas iniciales pueden ser menores, lo que podría demorar el diagnóstico incluso en varios años e incluyen: - Respiración entrecortada después de hacer esfuerzos - Agotamiento excesivo - Mareos y desmayo - Hinchazón de los tobillos - Piel y labios azulados - Dolor de pecho.

¿Cómo se diagnostica?

No existe una forma específica para diagnosticar la hipertensión pulmonar. Generalmente se realiza una serie de pruebas para medir la presión sanguínea en las arterias pulmonares, para determinar el funcionamiento del corazón y los pulmones y descartar otras enfermedades.

Tratamiento de Hipertensión pulmonar

El tratamiento considera tratar las causas de la hipertensión pulmonar, ya sean pulmonares o cardiaca, aporte de oxígeno si fuera necesario y, en casos extremos, el trasplante pulmonar.