¿Qué es?

Las lesiones musculares son de las más frecuentes durante la vida de un deportista. Se estima que pueden llegar hasta el 55 por ciento de las lesiones ligadas a la práctica deportiva. Existen diversos grados de daño al tejido muscular, desde contracturas a laceraciones. Pero lo clásico es la rotura de fibras musculares o su separación de una membrana que cubre el músculo.

Causas de Desgarro muscular

El mecanismo clásico es una elongación brusca al momento de que el músculo se contrae ?conocido como contracción excéntrica?,que ocurre todo el tiempo durante los deportes que implican explosión, desaceleración, cambios bruscos de dirección, etcétera.

Los síntomas de Desgarro muscular

Corresponde a una lesión aguda, por lo tanto, el deportista normalmente recuerda claramente el momento en que se produjo. Sus síntomas principales son: dolor súbito (frecuentemente lo interpretan como un golpe o puntapié), impotencia funcional inmediata y dolor preciso a la palpación del músculo comprometido. A medida que transcurren las horas y, dependiendo de su magnitud, se puede observar un color rojo-violáceo en la piel ?conocido como equimosis?.

¿Cómo se diagnostica?

La gran mayoría de las veces, con la historia clínica y el examen físico descrito anteriormente, el diagnóstico es bastante claro. En ocasiones, se puede complementar con estudio de imágenes como ecografía o resonancia magnética.

Tratamiento de Desgarro muscular

Lo más importante siempre es prevenir. Medicina Deportiva UC aconseja corregir y evitar los factores predisponentes: - Falta de calentamiento y elongación previos: clásico error es llegar atrasado, ponerse las zapatos y empezar a jugar. - Déficit de flexibilidad y/o balance muscular: es fundamental previo a iniciarse en un deporte o al retorno (post lesión, vacaciones, etc.) realizarse una evaluación pre-participativa para su detección y eventual corrección. Y además, estos ejercicios deben mantenerse durante la semana al menos 3-4 veces. El síndrome del weekend warrior suele pasar la cuenta. - Hidratación inadecuada: puede llevar a desbalance de sales (electrolitos) que pueden condicionar una mala función del ciclo normal contracción-relajación muscular. - Fatiga: a medida que nuestras reservas calóricas, de agua y sales van acabándose, el riesgo aumenta. Por lo tanto, asesórate para una adecuada hidratación y rehabilitación, lo que es fundamental para prevenir complicaciones: exceso de cicatriz, pérdida de flexibilidad, dolor residual, atrofia muscular, riesgo de re-desgarro o similares.